«Astro, sostén mi cerveza»: El robot doméstico de Amazon debería temer algo más que las escaleras

«Astro, sostén mi cerveza»: El robot doméstico de Amazon debería temer algo más que las escaleras

Amazon sabe que probablemente eres escéptico sobre «Alexa sobre ruedas», pero está haciendo su robot Astro de todos modos. Anunciado hoy, la última iteración del asistente inteligente del minorista corta el cable por completo -bueno, mientras dure la batería, al menos- de una manera que el Echo Show 10 giratorio solo podría soñar, aunque todavía hay una lucha cuesta arriba si Astro quiere convencernos de que es una necesidad doméstica.

Desde el punto de vista técnico, hay muchas cosas que impresionan. Una pantalla animada y motorizada; una cámara periscópica; tecnologías avanzadas de SLAM y navegación que pueden aprender un hogar; procesamiento localizado de voz e imágenes para minimizar el intercambio de datos con la nube; y una auténtica personalidad virtual destinada a ganarse a los escépticos. Puede que Astro tenga una aversión parecida a la de los Dalek a las escaleras -y probablemente Amazon espera que el pozo de conversación no vuelva a estar de moda-, pero no se puede negar lo mucho que los ingenieros responsables han exprimido por unos competitivos (en términos de robótica) 999,99 dólares.

El reto, sin embargo, es convencer a la gente normal de que esas tecnologías tienen un lugar en su casa. El nuevo vídeo de Amazon sobre Astro aborda ese escepticismo de frente, repasando una lista de cosas en las que se puede confiar en su robot. En el vídeo se explica que Astro puede encargarse de todo, desde llevarle las bebidas a su casa hasta tranquilizarle con respecto a sus parientes ancianos, lo que hace que el robot sea en parte guardia de seguridad, en parte mayordomo y en parte compañero.

También habrá accesorios para enfatizarlo. Si tienes una cámara para perros Furbo, por ejemplo, puede encajarse en la parte trasera de Astro para lanzar golosinas para mascotas. Un contenedor Ziploc especialmente diseñado encaja perfectamente en el compartimento de carga del robot, mientras que OMRON tiene un tensiómetro de muñeca que puede mostrar sus resultados en la pantalla de Astro. El robot podría incluso perseguir a un familiar olvidadizo y recordarle que lo use.

El vídeo de Amazon también destaca lo mucho que Astro no puede hacer, por supuesto. El robot puede atrapar a un mapache que saquea la cocina, pero no puede ordenar: no hay una aspiradora al estilo Roomba. Puedes comprobar que has dejado la cocina apagada, pero como Astro carece de brazos o pinzas, tendrás que volver a casa para apagarla tú mismo.

Lo mismo ocurre con el llenado de los portabebidas, o con cualquier otra acción de seguridad doméstica más allá de hacer sonar la sirena y subir las imágenes de seguridad a la nube, imágenes que bien podrían mostrar a un ladrón emprendedor metiendo su robot de mil dólares bajo el brazo mientras se escapa por el césped.

El argumento de Amazon, seguro, es que Astro es sólo el comienzo de sus esfuerzos en robótica doméstica. Como ha dicho hoy Dave Limp, vicepresidente de Dispositivos y Servicios, se trata del primer robot de la empresa, no del único. Se trata tanto de un banco de pruebas para ver qué es lo que les gusta a los usuarios y qué les gustaría ver más (o menos), como de un producto en sí mismo. Pagas 999,99 dólares -y haces girar la ruleta de la edición de día 1 de Amazon para ver si te consideran digno de entregar tu dinero- por el privilegio de ser un conejillo de indias.

El mundo de la robótica está plagado de sueños ambiciosos y frustrados de los pioneros de los robots domésticos. Jibo y Kuri apostaron por la idea de que la personalidad se impondría por encima de la pura funcionalidad, riesgos que no dieron resultado. Es difícil imaginar que el perro robótico Aibo de Sony hubiera visto alguna vez un reinicio si no fuera porque los grandes bolsillos de la compañía japonesa se impusieron al sentido comercial.

La ironía es que el Amazon Echo original resultó ser decisivo para socavar esos planes robóticos más ambiciosos. Jibo, por ejemplo, encargó a antiguos animadores de Disney que dieran a sus ojos animados el tipo de expresiones que superaran la reticencia del usuario, solo para que un altavoz inteligente cilíndrico hecho de plástico negro inspirara el mismo compromiso con poco más que una voz descarada y un anillo LED azul brillante.

El hecho de que estemos cerrando el círculo se debe, en parte, al considerable esfuerzo de Amazon por hacer realidad los robots domésticos. Sin embargo, está claro que Astro debe superar algunos obstáculos importantes, entre ellos las escaleras, si quiere construir un caso de cohabitación con un ‘bot’ agradable.